Un drama que realmente hace reflexionar.
En esta película Will Smith encarna a un hombre deprimido con una actitud que a muchos podrá parecer extravagante. Su principal característica es su generosidad: Hace enormes favores sin esperar nada a cambio.
La primera escena de la película es inquietante. (spoiler) ¿Cómo es posible que un hombre llame a emergencias para reportar su suicidio? (fin de spoiler) Surgen muchas teorías respecto a esta acción: ¿Quiere llamar la atención de las autoridades? ¿Teme arrepentirse y necesita ayuda en caso de que algo salga mal? Incluso llegué a pensar que era el espíritu del hombre quien realizaba esa llamada misteriosa.
De ahí en adelante comienzan a rodar una serie de escenas aparentemente sin relación alguna, con personajes sumamente variados: Un hombre ciego, un niño con cáncer y una mujer con problemas cardíacos tan severos que puede morir en cualquier momento, entre otros. Dicho sea de paso, ésta última se convierte en el interés amoroso del protagonista. El personaje de Smith verdaderamente da todo lo que puede de sí, en medio de una mezcla entre la culpa y el deseo de obtener la redención.
Sin entrar en más detalles, comentaré sobre el final. Tengo sentimientos encontrados al respecto. Por un lado, fue un enorme acto de amor. Por otro, fue algo completamente innecesario puesto que la persona en cuestión aún tenía oportunidad de encontrar a alguien más (quienes ya la hayan visto sabrán a qué me refiero).
Esta producción toca un tema que sigue siendo polémico en nuestra sociedad: La donación de órganos. También cabe señalar que son pocas las películas que lo han tratado, quizá por su complejidad.
Sacrificios, sacrificios... Hay muchas maneras de verlos, pero lo único que realmente importa es la intención detrás de ellos. Por lo pronto, recomiendo esta película.
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